lunes, 23 de julio de 2012

No reveles el secreto!


Cuando la otra tarde paseaba por una calle céntrica de Málaga, descubrí a un guitarrista excelente tocando su instrumento. Tenia el pelo largo y castaño y tocaba francamente bien. Me senté a disfrutarlo en unos escalones de un portal en la acera opuesta. El sonido era realmente bueno y al principio di por hecho que tenía un altavoz, pero no, no había ninguno. El tiempo fue pasando, y empezó el segundo tema, luego el tercero, luego vino Yesterday de los Beatles. Ya desde el segundo había algo que no me encajaba y era esa calidad de sonido. Cuando acabó el segundo tema, introdujo la mano en una bolsa negra en el suelo. Quizás para darle al play en algún reproductor de MP3 con música de solos de guitarra. El mimo hacia que tocaba a la vez que sonaba, con el rostro muy concentrado en lo que hacía, así que parecía realmente que fuese él ese guitarrista virtuoso. Cabe la posibilidad que sonaran dos guitarras, la enlatada y la suya, pero no lo creo. Había momentos en los que el sonido procedía sin lugar a dudas, de un aparato electrónico, con esos matices que no tiene la música en vivo. La gente se acercaba, dejaba unas monedas, él daba las gracias brevemente y volvía a su música. El público se alejaba en seguida. Solo había un espectador en frente, sentado en los escalones de un portal, que había descubierto su secreto. Un secreto solo desvelado a los lectores de Totó y Amigos.

lunes, 9 de julio de 2012

Etapa de cambios

Hace poco más de un mes hizo el primer aniversario de la muerte de mi madre, Cristina Temboury. Menciono su nombre como forma de recordarla. De hacerla más presente en este post. Se cierra como un ciclo, el primer año de duelo. Y se inicia otro distinto. Ya pasaron esos 365 días de ser el primero que no estaba conmigo, de recordarla mucho y tenerla muy presente. Las heridas poco a poco van cicatrizando, el dolor se mitiga y la pena va disminuyendo, pero aun habrá días tristes, de echarla mucho de menos y de sentir esa soledad que a veces te golpea con fuerza y te noquea. Ayer hablaba con mi gran amiga Marga y me dio como siempre sabios consejos.
Hoy empieza una nueva etapa. Se que habrá cambios. Unos elegidos. Otros no. Pero voy a enfrentarme a ellos con todas mis fuerzas. No quiero que la pena gane esta batalla. Ni la apatía que ahora vive conmigo, como compañera no deseada, se quede demasiado tiempo.
Si comparto estas palabras con mis amigos es porque pienso que es el primer paso para ir superando ésto. Necesito no guardarme mis sentimientos.